¿Y si todo dependiera del abrir de una amapola? ¿Del equilibrio de un cacahuete? ¿De la trayectoria de una hoja al caer al suelo después de un duro invierno?No creo que haya nada intrascendente y si alguien logra ver algo insignificante es que ese alguien se encuentra entre aquellos que no logran ver el valor que posee cada cosa, aunque muy pocas veces nos lo preguntemos. La incertidumbre de todo ello es algo, que desde que Heisenberg lo estudió, ha estado presente en nuestro alrededor. Un electrón puede o no puede estar justo en ese sitio. Todo puede o no puede ser, todo puede o no puede pasar…
Aun creo en la utopía porque fueron los antiguos sueños quienes forjaron la realidad de hoy, igual como las utopías actuales modificarán el escenario de luego. Nosotros, los que respiramos, somos el cambio. En los tiempos en los que la incertidumbre y la casualidad me han puesto, son tiempos donde tiene cabida la gente que va contracorriente, es apto para revoluciones ecológicas, políticas y existenciales, en esta época en donde inspiro y expiro, existen las gentes con ideas, con ideas e ideales y con ganas de hacer cosas útiles para todos y no solo para uno mismo. Cuando alguien dijo aquello de “nada es imposible” no creo que dijera que los patos pudieran aprender inglés, que al saltar desde un precipicio pudiéramos elevarnos con la mente, o que los cerdos volaran, creo que esa frase significa que todo tiene una oportunidad para ser intentado, que todo tiene cabida en este mundo, tan extraño y tan inverosímil como se nos presenta.
Porque la realidad quizá como el tiempo, a sido inventada por nosotros, nadie nos puede asegurar donde se encuentra el limite, porque sencillamente quizá no lo haya.
Porque ¿Y si todo dependiera del vuelo de una mariposa? ¿Seguiríamos detenidamente la mariposa, cada giro, cada vuelta, cada stop?
Ahí está la diferencia, que solo unos pocos, mirarían hacia otro lado porque solo ellos, dependerían de ellos mismos.
De ellos, como seres humanos.
L.M