Alguien sin escrúpulos se ha tomado la libertad de borrártelo todo, hasta los puntos y comas, los pretéritos simples y compuestos, TODO, y nada le detiene. Ni tus palabras, ni tus lágrimas que salen sin ruido, ni tan siquiera aquel momento, y no, ese tampoco. Ya no están, ni esos ni aquellos, ni siquiera estos. Alguien muy meticuloso ha sido el causante de todo, porque no dejo huella, ni señales ni un pequeño rastro. Solo quedan restos de estos que no son nada, nada sin aquellos ni esos. No valen nada comparados.
Unicamente permanecen las señales del tráfico diario y aquellas pequeñas manías que tienen tu nombre. Sí, como aquella de la barra de labios o aquel movimiento de brazos a lo Mouling rouge, aunque eso también es algo que solo tú sabrás.
Aprendamos a deshacernos de todo aquello que nos ata y no nos deja crecer, explorar, percibir, observar, sentir. De todo aquello que nos borra.
¿Y entonces? Entonces, en cualquier rincón, menos allí, estaremos. Porque siempre quedarán princesas destronadas, reinas de las discordias, putas sin cerebro o grandes equivocados que solo sabrán juzgarte. Pero no olvides que también quedarás tú, danzando con los brazos bien altos, con los ojos cerrados y el corazón en las manos.
Cómplice del aire