Ya quisiera yo ser librepensador, no oír el rugir de tripas de tantos, ni su llanto, ni su dolor, establecerme correcto, filósofo, neutral, independiente, manejarme bien con toda la gente.
El caso es que me afectan las cotidianas tristezas, la de los supermercados, la del metro y las aceras, también las que me quedan lejos, las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.
Ismael serrano
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