Somos dos anónimos intentando ponernos nombre.

Lo nuestro es extraño. Extraño como dos extraños intentando crear algo, buscar algo, pero sin lograrlo. Dos desconocidos asustados, temerosos por el futuro y por la realidad. Irremediablemente me gusta cuando me hablas, cuando te acuerdas de mí, y a duras pones intentas comprender a esta cabeza de chorlito y animarme sacándome una enorme sonrisa. Estoy segura de que tú y yo nos hemos encontrado en algún otro lugar, me resultas irremediablemente familiar, como si te conociera de toda una vida, cuando en realidad eres todo un misterio para mí. Nos podemos empezar a preguntar el porqué, el porqué me siento tan agusto contigo, el si esto nos perjudicara o nos beneficiará. Pero yo prefiero no contestar a esas preguntas, la magia de nuestra extraña relación, es eso mismo, el misterio y lo inexplicable de ella. Al final esto es la realidad y no otra cosa.


Inexplicable lo que me afecta que puedas estar mal, por ella, por esa persona a la que no dudo ni un instante que quieres, y según tu quieres olvidar. Cuando me cuentas lo que te dice, lo que piensas, lo que sientes y yo como una idiota intento animarte y darte fuerzas, aunque creo que a duras penas lo consigo.

Mi visión de la vida, es muy compleja,(lo admito) pero esa es mi realidad, mi verdad. Yo soy de esas optimistas cabezotas, que piensa que todo es posible (en medida de unos límites), que cree en el amor, en las letras y en esas verdades para algunos tan intrascendentales. Quizás lo que tú eres para mi sea una fugaz visión. Tal vez solo seas lo que yo he creado en mi mente que eres. Lo que quisiera que fueras. Posiblemente, haya inventado a otro Rubén en mi cabeza con la sola utopía de que en verdad puedas ser así.


A veces te veo como un gran amigo, otras como un extraño desconocido y otras como esa persona que puede calentarme cuando tenga frio y tocar las fibras de las posibilidades de un futuro mágico, ese que busco. En todo caso, aunque esto solo sea un poco de tiempo en el tiempo, se que no quedaras en el olvido. Como algunos dicen, hay personas que con poco marcan mucho, y otras que pueden estar toda una vida contigo pero realmente no te dejan huella.



Somos esa fracasada tendencia a no ser olvidados, y ese intento de que nuestra compañía calme nuestra derrota. Somos dos gotas de agua pretendiendo caer en un lugar determinado, esa imaginación plena de volar a parís y ver una nevada agarrados de la mano. Ese gesto, ese abrazo, no significara más que eso.

Ese Paris lejano….abrazandonos.