La vida se me presenta juguetona, divertida e inesperada. Las palabras me brotan de la mente sin orden ni con una cierta coherencia. Tenga tantas cosas que deje sin decir, tantas otras que jamás pensé y ahora al reflexionar me viene a la cabeza, y miles de otras que quizás diré, o quizás dejare sin nombrar. Como expresar una luz inexistente en tu camino, o una esperanza invisible que se presenta traviesa y socarrona. Tengo ganas de algo bullicioso, que rompa esta monotonía divertida, pero monotonía de igual modo. Sé que cada día es diferente, pero necesito algo que se salga de lo diferente, de vez en cuando es necesario. En este instante me invade un sinsentido de emociones disparatadas y felices. Sé que mientras que escribo esto desaparecerá, pero mientras este, necesito intentar expresarlo, intentar plasmarlo. La gente suele escribir cuando está en sus peores momentos, yo casi nunca. Cuando estoy mal intento evadirme un poco del mundo y cuando me siento realmente bien, me entras unas ganas enormes de escribir donde sea, y poder plasmar esos instantes de felicidad, para que luego, siempre perdure lo bueno y quede en el olvido lo malo.
Algo que odio es no poder comprender a algunas personas. No puedo evitar ponerme de los nervios, frustrarme ante esa persona incomprensible e irrazonable. Pienso que el cerebro humano se guía por una cierta coherencia y raciocinio. Aunque a veces le des de lado a la razón, pero no puedes pasarte la vida viviendo algo incomprensible. Odio a la gente así.
Pero me gusta los instantes de locura, donde nada te importa, y todo, todo vale la pena.
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