Aquella mirada profunda que dice sin decir, que oculta sin esconder y grita sin hablar. Aquellos ojos tranparentes sin llegar a ser legibles, abiertos, sin estar cerrados, de un intenso chocolate, de aquellos que se beben a sorbos en las tardes invernales. Que dicen lo que la boca calla, que desea lo que el corazon oculta lo que la mente no sabia, y que la razón escondia. Aquellos que decian, que decian sin decir. Profundos como los domingos lluviosos, en los que, aunque el cielo caiga a pedazos, admiro, deseo y observo.
Profundos, como el frio cuando cala mi cuerpo o como aquel escalofrio invulnerable. Que amo silenciando aquella palabra recien dicha y recien censurada por esta realidad, que quizá tan solo por ella deberia ser liberada.


Para tus ojos.