Evidentemente, no me refiro a aquel arrebato de pasión que creemos que nos durará para toda la vida, que nos mueve a decir y hacer cosas que al cabo del tiempo lamentamos, que nos hace suponer que no podemos vivir sin una determinada persona, que nos lleva a temblar de miedo al pensar que podemos volver a perderla.
Aquel sentimiendo que nos vuelve más pobres, no más ricos, porque queremos poseer lo que no podemos poseer, queremos retener lo que no podemos retener.
Hablo del amor que devuelve la vista a los ciegos. Del amor que es MÁS fuerte que el miedo. Hablo del amor que dota a la vida de un sentido que no atiende a las leyes de la caducidad, que nos hace crecer y no conoce fronteras.
Hablo del triunfo del ser humano sobre el egoísimo, y la muerte.
4 comentarios:
Sí creo...
Y tus palabras son el mayor ejemplo.
Un saludo
O creo, o cierro la paraeta y me voy a una isla desierta. :-)
Después de leer tu texto, creo un poquito más en él.
Por cierto,feliz año nuevo (:
demasiado fatalista pero... creo que las personas que creen en ese tipo de amor se pueden contar con lso dedos de una mano, en todo el mundo...
cambiar amor por pasion esta a la orden del dia
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