La vida se presenta con un toque extravagante,
Vida en estado puro, bruta, natural, volcánica, autentica.

Seguidores

martes, 18 de mayo de 2010

Eternas horas.

Su mano se acercaba a la copa que le contemplaba. Cogió la copa con suma delicadeza y antes de saborear el liquido de su interior jugo mirándola dibujando ondas sobre si misma. Luego, quizás me miraba, y volvía a poner la copa en la mesa, era como un rito. Aun me acuerdo como saco esa caja metálica donde guardaba uno de sus vicios. Mientras se hacia el cigarro me miraba de reojo y reía, siempre reía. Odio el tabaco, y aun así, hasta eso me gustaba de él, lo hacia con mucha convicción de tal forma que limpiaba los prejuicios, tan solo actuaba. Sus ojos se encontraban con los mios con cierta timidez que se mezclaba con una sensación rara de plena comodidad ante aquella extraña, yo.
Se sentaba de forma despreocupada con aquella morena melena despeinada que sabia que a mi tanto me gustaba. Recuerdo perfectamente como, en uno de aquellos arrebatos de risa, su cálida mano toco la mia y me sentí plena por un segundo. Le mire, el siguió hablando como si nada.


Hablamos sin pausa, no cabían los silencios solo las palabras. Creo que jamás volveré a poder conocer tan bien a alguien en tan solo una tarde. Pero aquella tarde sobro para todo, sobro para nada.



Los segundos habían dejado paso a los minutos y estos a las horas, de pronto y sin que él ni yo nos diéramos cuenta habían pasado 4 eternas horas. Era tarde.
El se levanto primero y se acerco a pagar (me invito, sin dedicarme palabra). Yo le seguí hacia la puerta para abandonar aquel santuario (sabía que desde entonces siempre que pasara por aquella puerta iba a recordar aquellas eternas horas)

Nos hacíamos los remolones, no queríamos irnos. Finalmente se acerco y me dijo "anda ven aquí y dame dos besos". Con una enorme sonrisa me acerque a él y se los di.


Se esfumo con su ternura; yo seguí andando sin dirección alguna con la extraña sensación de victoria.
(ahora me pregunto que pensaron los que entonces me observaron, una chica de larga melena riendo como una idiota).


Aun así desde ese mismo instante supe una cosa.

Nunca mas le vería jugar con una copa como si nada le importase.







Lady Madrid.
Aquella melodia de esa guitarra oxidada siempre me recordaria lo nunca sucedido.

No hay comentarios: